La distancia

jueves, 11 de agosto de 2011

A mi hijo Edson J M V.
Hace 21 años llegó a mi existencia una gran razón de ser, ese día ha sido uno de los más extraordinarios de mi vida, ser padre por primera vez ha sido tan excitante que la fuerza del amor hacia ti, continua fluyendo por todo mi ser. Solo este año ha sido el más dificil de nuestras vidas, y tu me has enseñado a levantarme a no darme por vencido y a caminar con la frente en alto, he vivido a tráves de tus ojos las cosas buenas y las malas, seguir adelante es la mejor opción, el camino cada uno lo decide, espero haberte ayudado a ser mejor cada día, ahora eres un hombre y tu responsabilidad contigo es mayor, me siento alegre por esto, y triste por no cumplir un sueño mio para ti, tu madre se fue el señor la quiso mas espero tener mejores días para mostrarte más el mundo y lo mejor de mi.

Mi amor, cariño es infinito y nunca terminara, ya que eres parte de mi.

A si fue

Así fue
               
Lo sentí; no fue una
separación, sino un desgarramiento;
quedó atónita el alma, y sin ninguna
luz, se durmió en la sombra el pensamiento.

Así fue; como un gran golpe de viento
en la serenidad del aire. Ufano,
en la noche tremenda,
llevaba yo en la mano
una antorcha con que alumbraba la senda,
y que de pronto se apagó: la oscura
acechanza del mal y el destino
extinguió así la llama y mi locura.

Ví un árbol a la orilla del camino,
y me senté a llorar mi desventura.
Así fue, caminante
que me contemplas con mirada absorta
y curioso semblante.

Yo estoy cansado, sigue tú adelante;
mi pena es muy vulgar y no te importa.
Amé, sufrí, gocé, sentí el divino
soplo de la ilusión y la locura;
tuve una antorcha, la apagó el destino,
y me senté a llorar mi desventura
a la sombra de un árbol del camino.

Nuestras Vidas son rios


Nuestras vidas son los ríos
               
Yo tenía una sola ilusión: era un manso
pensamiento; el del río que ve próximo el mar
y quisiera un instante convertirse en remanso
y dormir a la sombra de algún viejo palmar.

Y decía mi alma: turbia voy y me canso
de correr las llanuras y los diques saltar;
ya pasó la tormenta; necesito descanso,
ser azul como antes y, en voz baja cantar.

Y tenía una sola ilusión, tan serena,
que curaba mis males y alegraba mi pena
con el claro reflejo de una lumbre de hogar.

Y la vida me dijo: ¡Alma, ve turbia y sola,
sin un lirio en la margen ni una estrella en la ola,
a correr las llanuras y perderte en el mar!

Madrigal efusivo

Madrigal efusivo
               
Déjame amar tus claros ojos. Tienen
lejanías sin fin, de mar y cielo,
y sus fulgores apacibles vienen
hasta mi corazón como un consuelo.

Deja que con tus ojos, se iluminen
mis viejas sombras y se vuelvan flores;
deja que con tus ojos se fascinen,
como aves de leyenda, mis dolores.

Que vea en ellos astros errabundos,
que en ellos sueñe inexplorados mundos
que en ellos bañe mi melancolía...
Son tristes, luminosos y profundos,
como puestas de sol, amada mía.....

La visita

La visita
               
Ha de venir. Vendrá.
¿Cuándo?... No sé. Muy pronto.
Escucho ya su voz remota
y sus pisadas oigo.

Abre la puerta, alma; que no te tenga
que llamar. Y que esté dispuesto todo:
apagado el fogón, limpia la casa,
y el blanco cirio de la fe, en el fondo.

Ha de venir. Vendrá. Calladamente
me tomará en sus brazos. Así como
la madre al niño que volvió cansado
de correr bosques y saltar arroyos.
Yo le diré en voz baja: -Bienvenida-,
y sin miedo, ni asombro,
me entregaré al Misterio,
pensaré en Dios y cerraré los ojos.

A solas

A solas
               
Yo soy muy pobre, pero un tesoro
guardo en el fondo de mi baúl:
una cajita color oro
que ata un brillante listón azul.
La abro ¿qué tiene?.... Hojas de rosas,
secas reliquias de un viejo amor,
alas sin polvo, de mariposas,
mirtos, gardenias y tuberosas.....
¡Muchos recuerdos en cada flor!

El amuleto que ató a mi cuello
mi santa madre cuando marché;
el blondo rizo de aquel cabello
que tantas veces acaricié.
¡Cómo me alegra la fecha escrita
en esta opaca cruz de marfil!
¡Ah, virgen mía, mi virgencita,
aquí conservo la margarita
que deshojaste pensando en mi!

¡Cuántos recuerdos de lo pasado!
¡Cuántas escenas miro volver!
Me siento joven y enamorado,
feliz y bueno como era ayer.
¡Veo mis bosques y mis colinas,
mi triste pueblo, mi pobre hogar,
y hasta el enjambre de golondrinas
que hizo sus nidos en las ruinas
de la parroquia de mi lugar!

Si alguna oculta pena me agobia
leo las cartas que guardo allí;
las de mi madre, las de mi novia;
dos almas buenas que ya perdí.
Sus torpes lazos mi fe desata,
y entonces oigo –¡dulce ilusión!–
cantos de ángel, música grata,
suaves preludios de serenata,
ruido de alas en mi balcón!

Mientras su duro rigor no ablande
la suerte impía, negra y fatal,
yo no conozco dicha más grande
que la que siento con recordar.
Ser consolado ¡qué gran anhelo!
Entre tinieblas soñar con luz,
pisar abrojos y ver el cielo,
sentir dolores y hallar consuelo
en las memorias de la juventud!

Están ya secas las tuberosas
como está seco mi corazón,
y desteñidas las mariposas
como las alas de la ilusión.
Y sin embargo, sonrío y lloro
si miro el fondo de mi baúl,
y allí contemplo mi gran tesoro:
una cajita color de oro
que ata un brillante listón azul.

Me hechas al olvido

Me hechas al ovido
Ahora que tú me has echado al olvido
No te  guardo rencor alguno
Pues lo vivido, lo llevo conmigo
Lejos de odiarte, quiero admirarte
Pues es más fácil ser feliz
Porque en el odio no viviría
Y siempre estaría pensando en ti

Sé que te vas maña, y no lo puedo resistir
Me marcho yo primero, para no sufrir
El pasar de los años juntos
No es fácil de digerir
Y mañana tú ya no estarás
Que sola esta la casa sin ti mujer

Uno se despide de esas pequeñas cosas
Pero que duro es despedirse de quien
Compartió tantas cosas
Pero tú, te vas, sin importarte
Lo que dejas atrás
¿Sabes,  si me dejas, no sueñes con el regreso?
Pues este pobre  solitario
No te abrirá la puerta..